miércoles, 28 de mayo de 2008

LA RESILIENCIA MISI, ¿CON QUE SE COME?

En mis andanzas por el mundo educativo me he encontrado con todo tipo de quejas y dudas. No todas se pueden contestar en el momento, pero siempre se hace el intento. En uno de los talleres que ofrecimos introdujimos el concepto “Resiliencia”. Demás está decir el revuelo que causó la palabra sola que de por sí es complicada de pronunciar. Cuando hicimos referencia a la palabra la trabajamos desde la perspectiva educativa: “La resiliencia en las escuelas”. Peo no todo fue “piches over crim”. Hubo que repartir información escrita y hacer lo posible porque los oyentes comprendieran lo que se les estaba transmitiendo.
La resiliencia no es otra cosa que la manera en que nosotros superamos los obstáculos que nos acompaña a través de toda la vida. Dicho de otro modo es la forma en que trabajamos los problemas que se nos presentan en el diario vivir. Ahora bien, ¿tenemos todos esa capacidad? Pues sí. La diferencia está en que unos la adoptamos como patrón y otros simplemente no sabemos trabajar con ella. Observemos a un bebé en sus etapas de desarrollo; cuando va a aprender a voltearse, a caminar, sus primeras palabras. Has visto alguno rendirse ante los intentos fallidos, fuera de aquellas criaturitas que vienen con discapacidades,. No, ¿verdad? Eso es resiliencia. Como ves, tod@s la poseemos desde el momento mismo de nuestro alumbramiento. Vinimos al mundo con ella.
¿Qué nos hace descartarla como método de resolución y superación de escollos durante el transcurso de nuestra infancia? Pueden ser múltiples factores, entre ellos nuestr@s criadores, temor a la frustración, aprendizaje por modelaje. Lo importante es que podemos ayudarnos a redescubrir esa característica en nosotros. ¿Cómo nos puede servir esta en nuestro diario? Será la asistente perfecta en los momentos de crisis que parezcan insuperables, cuando todo parezca estar en contra nuestra. Es la que contribuye a que nuestro cerebro funcione a capacidad y nos permita “ver’ las cosas como realmente son: tropiezos superables, momentáneos que no deben dejar que se apoderan hasta paralizarnos.
Existen técnicas y estrategias que podemos utilizar para reconectarnos” con nuestra resiliencia. Las mismas se pueden consultar a través de diversos recursos como lo son los profesores, sicólogos y/o adiestradores sicoeducativos; e incluso se pueden obtener información en diferentes medios de la red. Los que sí es importante es que la persona que nos va a ayudar a alcanzar el desarrollo de nuestra resiliencia debe focalizarse en aquellas fortalezas que poseemos y no en aquello de lo que carecemos. Seamos pues desarrolladores de una mejor calidad de vida avistando y reclutando nuestra resiliencia.

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