miércoles, 28 de mayo de 2008

La esclavitud en el siglo del conocimiento y el servicio

Se preguntarán ¿cómo va a ser, esclavos en el siglo 21? ¡Noooo… qué va! “Nada que hablar” como dice una amiguita mía. Pues sí, la contestación es sí. En su versión virtual, podemos encontrar en Encarta (Microsoft 2007) la definición de esclavitud como: Sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona a otra, o a un trabajo u obligación. Si partimos de esta premisa podemos identificar a los nuevos y modernos esclavos que llevamos a cabo funciones PROFESIONALES donde se requiera profesión o grado académico.
Estoy hablando en específico de los profesionales de la salud y aquellos que se desempeñan dentro de facultades académicas. Esta clase de esclavitud entra dentro de un nuevo concepto al que debemos llamar “esclavos duchos”. Personas cuya labor se circunscribe a su conocimiento, licencia y/o diploma. Este tipo de trabajo, para ejercerlo en este país es necesario “pertenecer” a alguna institución o corporación o, en su defecto, “emparentarse” con otros colegas o profesiones análogas (sicólogos con siquiatras; terapistas del habla con patólogos o multidisciplinarios). Mientras un plomero me quita $50 por cambiarme en 20 minuto una llave del fregadero, sin papeles ni garantías extendidas, y habiéndola comprado yo; un sicólogo en una corporación se gana entre 10 y 14 dls. por niño por hora (no más de 4 niños por sección), tiene que llenar un papeleo increíble y posiblemente, debe los préstamos estudiantiles.
De otra forma no puede sobrevivir económicamente dado que los gobiernos no han provisto de herramientas o factores que contribuyan al desenvolvimiento de profesionales diplomados sin entrar en deudas prácticamente punitivas ni mucho menos derrochar el tiempo y dinero en papeleos de permisos (casi 80 para abrir una oficina). Esto sin entrar en que para trabajar para el gobierno hay que “pagar” una cantidad para que den el “permiso”. Esto último de forma legal. Para que en fin de cuentas terminen pagándote lo que ellos mejor entiendan cubre tus gastos. Así que cada vez que uno de mis estudiantes me pregunta si debe o no estudiar para esto, lo otro o aquello yo simplemente contesto: ¿para quién quieres trabajar y cuánto te quieres ganar? Y ell@s que saquen sus propias conclusiones.
La Prof. O'Medín es consultora educativa y tiene su propia compañía de consultoría sicoeducativa conjuntamente con sicólogos profesionales en Dorado, Puerto Rico. Para más información se puede comunicar al 787-796-1749.

Estudiando y sabiendo cómo hacerlo

Estas sugerencias la he hecho como profesional de la educación a mis estudiantes cuando están estrésicos por los exámenes (que, de paso, yo los evito como medida evaluadora y profesora). Hoy se las doy a ustedes mis vecinos de la vida con el mayor de mis deseos por su éxito.
1. Busca un lugar agradable para ti
2. Crea tu propio ambiente (música, olores, colores y mobiliario cómodo)
3. Si te agradan, haz uso de inciensos, sonidos naturales (cascadas, ríos, bosques)
4. Divide en subtemas lo que te corresponda estudiar aún dentro de la misma materia.
5. A medida que "aprendas" o "domines" un tema pasa a otro y repasa el aprendido al finalizar cada sección de estudio.
6. Haz uso de diseños gráficos que tú escojas y que guarden el mismo significado a través de todos los subtemas. Ej. Nubes= títulos; cuadrados=definiciones; triángulos=descripciones; círculos=conceptos
7. Haz uso de resaltadores de colores (marcadores) donde cada color tenga un significado en específico y que se repite en todos los gráficos que hagas. Ej. títulos (azul), definiciones (amarillo), autores (verde). Esto hará que el cerebro localice y divida los temas por color y así los identifique con mayor seguridad.
8. Si lo estudiado es mucho que leer haz uso de frases o palabras importantes que te recuerden el tema. No necesariamente tiene ce ver con el mismo, pero para tí el significado es ese. X ej. lluvia=bosques y ríos amazónicos; el nombre de tu mascota=evitación del maltrato animal. Mientras más limitado logres el mensaje más fácil tu cerebro podrá asociar y desarrollar el tema estudiado.
9. Si debes memorizar haz uso de grabadoras donde tú mism@ te oyes leyendo lo que vas a memorizar (nada es más agradable y familiar para tu cerebro que tu propia voz) usa, de fondo suave en la propia grabación, música barroca, o adagios. Puedes poner a Mozart o Vivaldi. Claro, que su volumen no compita con tu voz, sólo de fondo suave.
10. Por último: NO TE FRUSTRES SI NO LO APRENDES todo tiene su tiempo. No midas ni permitas que te midan a base de puntuaciones. Las puntuaciones perfectas son sólo estándares (medidas) por las que se dejan llevar las instituciones pero no evidencian ni mucho menos determinan en ningún lugar del mundo el éxito del estudiante. Se ha requeté comprobado que la eficiencia y el mejor desempeño de un ser humano en su vida social y laboral no se mide por notas sino por sus actitudes ante la resolución de problemas confrontados.
LES DESEO MUCHO ÉXITO Y POCAS FRUSTRACIONES MIS AMOROS@S VECINOS DE LA VIDA

LA RESILIENCIA MISI, ¿CON QUE SE COME?

En mis andanzas por el mundo educativo me he encontrado con todo tipo de quejas y dudas. No todas se pueden contestar en el momento, pero siempre se hace el intento. En uno de los talleres que ofrecimos introdujimos el concepto “Resiliencia”. Demás está decir el revuelo que causó la palabra sola que de por sí es complicada de pronunciar. Cuando hicimos referencia a la palabra la trabajamos desde la perspectiva educativa: “La resiliencia en las escuelas”. Peo no todo fue “piches over crim”. Hubo que repartir información escrita y hacer lo posible porque los oyentes comprendieran lo que se les estaba transmitiendo.
La resiliencia no es otra cosa que la manera en que nosotros superamos los obstáculos que nos acompaña a través de toda la vida. Dicho de otro modo es la forma en que trabajamos los problemas que se nos presentan en el diario vivir. Ahora bien, ¿tenemos todos esa capacidad? Pues sí. La diferencia está en que unos la adoptamos como patrón y otros simplemente no sabemos trabajar con ella. Observemos a un bebé en sus etapas de desarrollo; cuando va a aprender a voltearse, a caminar, sus primeras palabras. Has visto alguno rendirse ante los intentos fallidos, fuera de aquellas criaturitas que vienen con discapacidades,. No, ¿verdad? Eso es resiliencia. Como ves, tod@s la poseemos desde el momento mismo de nuestro alumbramiento. Vinimos al mundo con ella.
¿Qué nos hace descartarla como método de resolución y superación de escollos durante el transcurso de nuestra infancia? Pueden ser múltiples factores, entre ellos nuestr@s criadores, temor a la frustración, aprendizaje por modelaje. Lo importante es que podemos ayudarnos a redescubrir esa característica en nosotros. ¿Cómo nos puede servir esta en nuestro diario? Será la asistente perfecta en los momentos de crisis que parezcan insuperables, cuando todo parezca estar en contra nuestra. Es la que contribuye a que nuestro cerebro funcione a capacidad y nos permita “ver’ las cosas como realmente son: tropiezos superables, momentáneos que no deben dejar que se apoderan hasta paralizarnos.
Existen técnicas y estrategias que podemos utilizar para reconectarnos” con nuestra resiliencia. Las mismas se pueden consultar a través de diversos recursos como lo son los profesores, sicólogos y/o adiestradores sicoeducativos; e incluso se pueden obtener información en diferentes medios de la red. Los que sí es importante es que la persona que nos va a ayudar a alcanzar el desarrollo de nuestra resiliencia debe focalizarse en aquellas fortalezas que poseemos y no en aquello de lo que carecemos. Seamos pues desarrolladores de una mejor calidad de vida avistando y reclutando nuestra resiliencia.

¡Mi hij@ no entiende que tiene que sacar buenas notas!!!

Este es un comentario que se escucha a diario en diferentes lugares aparte de la escuela. La mayoría de los padres esperan que sus hij@s sean un fenómeno en su desempaño escolar. Ninguno se cuestiona qué es ser un fenómeno. Todos dan por cierto el que l@s niñ@s deben de sacar buenas notas de las que se incluyen a penas las “Bs” pero las “Cs” son prohibitivas. Esta es la fórmula perfecta para una auto estima baja. Sin embargo ¿qué es lo que realmente podemos esperar del desempaño escolar de nuestr@s niñ@s dentro de una sana convivencia? ¿Es natural que unos seres que están en pleno desarrollo físico, mental y espiritual se vean asediados por exigencias que no les corresponden? Exigencias de notas de 4 puntos “flat” con la carga física (y para sus cuidadores) de bultos repletos de libros que apenas “se tocan” en clase y las asignaciones que terminan los padres haciéndolas con tal de que su hij@ no “se cuelgue”. Esto último relevando a sus retoños de la responsabilidad a la que fueron sometido@s sin su consentimiento y, sobre todo, el genial ejemplo de honestidad. Todo en aras de la “excelencia académica” de sus niñ@s.
¿Realmente es la excelencia académica lo que define un buen ser humano (como cuál), un ser exitoso (en relación a qué), uno comprometido (con quién o qué). ¿Es que acaso nadie piensa en un ser humano feliz? Se ha comprobado a través de los años mediante estudios que los seres que desempeñan excelentemente sus trabajos no son los que fueron los “brains” de la escuela. La excelencia no debe de estar, como la expone Shapiro y Goldman, en el desempeño académico solamente sino en la forma en que nuestr@s niñ@s ven un mundo lleno de retos para los cuales están capacitad@s para superar y entre gente con la que puedan trabajar. Es de especial conocimiento que el área afectiva de l@s niñ@s es tan o más importante que el área cognoscitiva (conocimiento). Hay que recordar que la inteligencia se define como la habilidad o habilidades para resolver problemas de forma efectiva. Para la resolución de problemas son necesarios los conocimientos pero lo es más aún la capacidad de identificar el problema, desarrollar un plan de acción a seguir y verificar la solución para proseguir con una nueva en caso que la primera no funcione. Es ahí precisamente donde nuestr@s pequñ@s se nos caen, en no poder identificar, ni mucho menos aceptar los errores cometidos y utilizar el tiempo para otras soluciones posibles.
Es esta la llamada habilidad de identificar y trabajar con nuestros sentimientos que plantean Salovey y Meyer, los verdaderos teóricos de la inteligencia emocional. Es esta área la que permite que podamos enfrentar el mundo sin mayor impedimento que el temor de nosotros mismos. Es la misma que nuestros padres (de tres generaciones atrás) carecían porque la vida que llevaban no les permitía el tiempo para nutrirla. En ese entonces los niños era responsables de seguir su educación mientras los padres de éstos les proporcionaban lo poco que podían: el dejarles estar en la escuela. Ell@s eran responsables de sus tareas y de ayudar en la casa en todo lo que pudieran, no había tiempo para deprimirse y se jugaba con lo que aparecía pudiendo ser creativos y relolutores de problemas que ell@s mism@s creaban. L@s maestr@s estaban conscientes de las necesidades de sus alumnos y cooperaban con lo que podían dentro de sus capacidades. La diferencia: ¡cada individuo era RESPONSABLE de sus actos y de la resolución de sus problemas!
Hoy día, ¿cómo podemos lograr que nuestros hij@s puedan desarrollar esas habilidades tan necesarias no tan sólo para un buen desempeño escolar sino para el mejor desenvolvimiento feliz y productivo en sus vidas sociales y trabajadoras? Existen múltiples alternativas. La primera es comenzar por poder identificar las etapas de desarrollo en que se encuentran cada un@, las capacidades con las que cuenta y aquellas que deben y pueden mejorarse en nuestr@s hij@s. Esto se hace con ayuda de pruebas realizadas por profesionales expertos en la materia. Conociendo su realidad sabremos hasta qué punto podemos exigirles la responsabilidad sobre el mejor desempeño de sus funciones y les ayudaremos a desarrollar aquellas capacidades que así lo ameriten. Así aumentaremos su auto estima, siempre teniendo en cuenta que los que van a desarrollarse son ell@s y sólo lo lograran con la intervención consciente y racional de sus padres y de los profesionales correspondientes.
Mirnajudith O’Medín MA Ed.
787-796-1749